El cielo de las delicias
Creado por el artista flamenco Jan Fabre, el techo del salón de los espejos del siglo 19, fue pintado con formas, a las que luego 29 asistentes les fueron pegando escarabajos, esta tarea duró tres meses, se dice que incluso la Reina Paola participo, pegando algunos. Los millones de escarabajos forman dibujos en el dibujo más grande, buscando conquistar el espacio.
En el centro, lo que me gusto más, el candelabro araña, da la impresión de que los escarabajos fueron bajando e invadiéndolo centímetro a centímetro, hasta cubrirlo totalmente. El efecto es formidable, una sacudida a los sentidos.
El salón parece estar encantado, sublime es contraste de lo clásico y lo moderno, entre lo informal y lo formal. Cuando te mueves, las formas y colores de los caparazones de escarabajos van cambiando dependiendo del ángulo de la luz. Azul, verde esmeralda, tornasol…
El proyecto duró tres años, durante los cuales el artista recolectó los caparazones de los escarabajos, utilizando los departamentos de entomología de universidades, pero, donde más encontró fue en las cocinas de los restaurantes en Tailandia, Indonesia y Malasia. Donde los cocinan desechando el caparazón.
Según Jan Fabre "los escarabajos simbolizan nuestro pasaje a la muerte, aunque la muerte entendida en el sentido de un campo de energía positiva, la muerte como algo que nos mantiene despiertos, la muerte como un objeto concreto, como una mesa, que se puede topar accidentalmente, hacerse daño. Escarabajos han sobrevivido durante millones de años. Ellos se han adaptado a su entorno cambiante. Mi obra es un homenaje a la muerte, así como a la vida. Siempre hay un ciclo en todo en la naturaleza. Las cosas mueren y renacen de nuevo"
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